miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cómo enseñar a los niños a odiar la lectura





Presentar el libro como alternativa a la TV, pueden ser compatibles.

Ésta es, quizá, una de las estrategias más eficaces para que nuestros hijos se alejen cabezonamente de los libros. Por un lado, porque para ellos la televisión es uno de los inventos más maravillosos y útiles de la historia de la humanidad. Y, por otro, porque los chicos no son tontos y piensan: «Oye, papi, si te parece que ver la tele es perder el tiempo, ¿por qué mamá y tú os pasáis todos los días varias horas delante del televisor?»
Además, somos tan poco delicados con sus gustos y aficiones que les decimos que tienen que leer en vez de mirar la tele, que han de coger los libros de la escuela «... en lugar de perder el tiempo con esas estupideces». ¡Viva el respeto a las ideas ajenas!
Para los niños la TV no es una «estupidez» sino un entretenimiento divertido, ameno y útil.

Enfrentando los libros a los cómics
Cuántas veces escuchamos de pequeños a algún adulto sabiondo escupirnos la frasecita: «¡Deja de leer tebeos, que son una tontería!» Nuestro maestro o nuestro padre amenazaba: «¡Te quemaré todos los tebeos si no te veo leer!». «¿Sólo un suficiente en lengua, eh? A partir de mañana se acabaron los tebeos»...
Hemos olvidado lo mal que nos sentíamos cuando nos prohibían abrir la páginas de El guerrero del antifaz, Corto Maltés, Flash Gordon, Tintín, El Capitán Trueno, Mortadelo y Filemón… Y ahora somos nosotros los que castigamos a nuestros hijos sin leer sus tebeos de Bola de Dragón o Spiderman.

Los niños de hoy teneis demasiadas distracciones
«…Y por eso leéis tan poco». La catastrófica organización del tiempo libre de nuestros hijos no es la causa de que no lean. Unas veces el tiempo libre no es más que «tiempo vacío», tiempo desaprovechado porque los padres no enseñamos a nuestros pequeños a convertirlo en un ocio creativo y estimulante.
Otras veces su tiempo libre, el no ocupado por las tareas escolares, se barniza con una neurótica obsesión por las «clase de…»: les obligamos a aprender informática, piano, inglés, ballet, artes marciales, danzas húngaras… ¿Cuándo tienen un ratito para abrir un libro de Literatura Infantil con la garantía de no quedarse dormidos por el agotamiento?

Ordenando leer
Éste es el método más eficaz si se quiere que los jóvenes aprendan a odiar los libros. Es seguro al ciento por ciento. Facilísimo de aplicar. «Se toma a un muchacho, se toma un libro, se colocan los dos en una mesa y se prohíbe que el trío se divida antes de determinada hora. Para garantizar el éxito de la operación, se anuncia al muchacho que al finalizar el tiempo estipulado deberá resumir las páginas leídas».
El joven sacará una lección por su cuenta que no olvidará en lo sucesivo: hay que leer porque los mayores lo mandan.

  (Texto de Kepa Osoro, extraido de la web  del Ministerio de Cultura www.plec.es, la cual recomendamos)

 

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