lunes, 16 de mayo de 2011

POESÍA GALARDONADA CON EL PRIMER PREMIO DEL II CERTAMEN LITERARIO "VILLA DE HERRERA"

"FUEGO"
AUTORA: Jessica Carmona Cejudo


Fuego

Qué triste el perder la vida pensando en muertos encinta, ávidos de parir pus desde las
entrañas.

Preámbulo
I
Venga a mí uno de esos cualquiera
Intentando partir tobillos,
Evadiendo mi calavera.
Encendida la fe de hornillos
Retoman mi mano enferma
Y cuando se dan cuenta, se saben huidos.
La lengua partita que acierta
Se ve exenta de intersección e hilo,
Y cuando un minuto aligera
Me encuentro en medio de siete cuchillos.
Goza entonces una mente enteca
Hasta que se quiebra el último de los chiquillos.
II
Mi eros de tres al cuarto,
Mandrágora de peso inquieto
De silencio inmediato y lento,
Que va quemando cada uno de mis pasos.
Olvido y acierto.
Sin querer otra vez digo, reviento,
De ocho momentos de puro miedo
Que han acabado por tener
Cara y sombra de muertos.
Dados los cuatro que han pasado
Y ahora han vuelto
Cogen una garganta precoz
Y la adornan de sarmiento
Cuando quieren decir
O cuando quieren callar
Lo que se supone que era bello.

Ahora no asisto ya ni al arrepentimiento
¡Qué más quisiera que besar el suelo
De pasos tranquilos carentes de tiempo!
Asiente una goma ondeando un velo
Y ya se hace simplemente el adormecimiento.
Pero lejano de quinquenios anteriores. Ahora, siento.

Intersección II
La creación persiste como arte,
Como raíz de esa rama viva.
Recuerden la ausencia de credos
Y, al final, el credo se parte.
Rememoro lo que aquello constituía.
Agarrarse al indecoroso calor, lejos de lo bello
Y tornarse ambigüedad insoportable.
Aunque al fin llega el momento del cobarde,
Cuando hay que cerrar los ojos.
Entonces, presa del enojo,
Dejé correr la mejor parte.
Suerte del hado, y del alma mía
Que llegué hasta el hastío insaciable;
Corté amarres y quemé llaves.
Percataba en que el presunto azul latía
En algún lugar, allí estriba.
En sillas, en muchas sillas vacías.
Estaba ya hecho mi pacto.
Claro, claro, límpido.
¡Mentira de mis astros celestes, mentira!
¿Ese árbol se tala y arrima
Él solo, fuera de la justicia?
¿Qué seguía siendo,
Tan obtuso, añorando ser guía?

¿Dónde se encontraba esa indulgencia
Colgada en huesos?
Pensaba yo en el aprieto
De otro gris en años curtido.
Pero al final no fue así,
Y se alejó de todo peso.

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