Amada Biblioteca:
Desde el insondable abismo que conforma mi ser y a cuya estructura has ayudado a conformar en una medida descomunal y a la vez desinteresada, te escribo. Mi temprana curiosidad, que luego se convirtió en una pasión desbocada por la lectura y por el pensamiento, se hubieran quedado huérfanos si tú, con tu gran devoción y dedicación no hubieras estado ahí para alimentarlos de una forma adecuada en cada etapa de mi vida: Aquellos enigmáticos garabatos grandes que luego se combinarían en mágicos garabatos compuestos llamados palabras que comenzaban a representar cosas de verdad, ¡que descubrimiento! Aquellos cuentos con dibujos coloreados para que germinaran la sorpresa y el asombro que luego yo mismo ayudaría a sembrar contándolos cada año en el Maratón.
También estabas ahí para ayudarme en mis estudios, a conseguir trabajo pero sin olvidarte nunca de esforzarte por organizar conferencias, paseos, conciertos y tertulias que me han ayudado a sentir que soy, mas allá de una mera pieza del complicado mundo de hoy, un ser humano de carne y hueso que siente y goza de los más excelsos productos de la creatividad humana gracias a que tú, con gran generosidad, me los ofreces día a día con gran ahínco.
Porque mi amor hacia ti es amor hacia gran parte de lo que soy, no puedo ser indiferente a tu suerte. Quiero gritar con todas mis fuerzas lo vital que has sido para mi, y quiero que este grito recorra la ciudad, recorra el país, recorra el mundo y, si es necesario, el universo entero para estar seguro de que cale en la sensibilidad profunda de aquellos, quienes quieran que sean, que puedan impedir que una parte fundamental de mí, tú, mi amada Biblioteca, se desmorone.
Carlos Efrain Freites Gamez
(Carta enviada por un usuario a la Biblioteca Pública de Guadalajara con motivo del Día de los Enamorados)
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