miércoles, 17 de agosto de 2011

75 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FEDERICO GARCÍA LORCA

  Aunque no una fuente segura al ciento por cien, todo indica que Federico García Lorca fue fusilado un 19 de Agosto de 1936, en los alrededores de Víznar (Granada). Por tanto, se cumplen 75 años de su vil asesinato. Su enorme figura literaria y humana no ha decaído a través del tiempo. Más bien lo contrario, pues sigue siendo objeto de homenajes y estudios por parte de la comunidad literaria mundial.

  Os dejamos aquí como homenaje una popular poesía de Federico, aunque no debemos olvidar su magistral obra teatral, con títulos como "Yerma", "Bodas de Sangre" y posiblemente, la mejor de todas, "La casa de Bernarda Alba". Un autor al que siempre hemos de revisar y recordar. En nuestra Biblioteca encontrarás sus mejores obras, aparte de interesantes estudios sobre García Lorca, como el imprescindible trabajo del hispanista Ian Gibson.


LA COGIDA Y LA MUERTE

A las cinco de la tarde. 
Eran las cinco en punto de la tarde. 
Un niño trajo la blanca sábana 
a las cinco de la tarde. 
Una espuerta de cal ya prevenida 
a las cinco de la tarde. 
Lo demás era muerte y sólo muerte 
a las cinco de la tarde. 

El viento se llevó los algodones 
a las cinco de la tarde. 
Y el óxido sembró cristal y níquel 
a las cinco de la tarde. 
Ya luchan la paloma y el leopardo 
a las cinco de la tarde. 
Y un muslo con un asta desolada 
a las cinco de la tarde. 
Comenzaron los sones de bordón 
a las cinco de la tarde. 
Las campanas de arsénico y el humo 
a las cinco de la tarde. 
En las esquinas grupos de silencio 
a las cinco de la tarde. 
¡Y el toro solo corazón arriba! 
a las cinco de la tarde. 
Cuando el sudor de nieve fue llegando 
a las cinco de la tarde 
cuando la plaza se cubrió de yodo 
a las cinco de la tarde, 
la muerte puso huevos en la herida 
a las cinco de la tarde. 
A las cinco de la tarde. 
A las cinco en Punto de la tarde. 

Un ataúd con ruedas es la cama 
a las cinco de la tarde. 
Huesos y flautas suenan en su oído 
a las cinco de la tarde. 
El toro ya mugía por su frente 
a las cinco de la tarde. 
El cuarto se irisaba de agonía 
a las cinco de la tarde. 
A lo lejos ya viene la gangrena 
a las cinco de la tarde. 
Trompa de lirio por las verdes ingles 
a las cinco de la tarde. 
Las heridas quemaban como soles 
a las cinco de la tarde, 
y el gentío rompía las ventanas 
a las cinco de la tarde. 
A las cinco de la tarde. 
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde! 
¡Eran las cinco en todos los relojes! 
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

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